Esta vivienda de la montaña es la segunda residencia de una familia que ha crecido con los años. Los abuelos querían pasar tiempo con todos los hijos y nietos, pero no querían invertir en más mobiliario. Así que tuvimos que redistribuir las habitaciones y pensar cómo podrían ser confortables para mayores y niños. Había que incluir espacios de juego y también tratamos de incorporar algunos trucos como en el baño, para que los pequeños sean más autónomos y den menos trabajo a los abuelos . Respetamos los armarios roperos y recuperamos algunas piezas del desván y los baúles. Dejamos la antigua máquina de coser para que la abuela siga cosiendo disfraces y además pudimos utilizarla para confeccionar nuevas fundas de cojines y otros textiles de la casa. Despejamos los espacios y el resultado ha sido tan agradable que han decidido hacer un alquiler turístico para cuando no pueden disfrutarla juntos. Un éxito extra para esta transformación con un presupuesto minúsculo.




















